Tribuna Libre|| «El Señor tenía prisa» por Francisco Zurita Martín

Este año el naranjo floreció temprano y no  quiso esperar  a la primavera para dejar caer los blancos azahares por las aceras. Era como si el Señor tuviera prisa en adelantar su Pasión y nos quisiera avisar de algo importante que iba a afectar a la humanidad y que había que afrontarlo pronto.  En el ambiente flotaba un extraño aroma de melancolía quizás presintiendo hechos históricos que nos habrían de suceder. Y como una espesa niebla que nos va envolviendo y quitando la visión, los presentimientos se fueron haciendo realidad. 

Lejos de caer en el abatimiento y en la desazón, este mundo cofrade nuestro, tantas veces denostado y juzgado injustamente por propios y extraños, leyó sin titubeos lo que el Señor tenía tanta prisa en decirnos; ¡que nos necesitaba!

Porque nadie mejor que Él sabe lo que es el sufrimiento, el dolor, el abandono…… y el amor incondicional por la humanidad.

Este año no habrá  cuadrillas que hagan revirás imborrables. Pero habrá cientos de costaleros que harán las mejores chicotás de su vida llevando alimentos y medicinas a los que no pueden salir de sus casas y poniéndose a disposición de cualquier capataz de hermandad que los dirija.

Este año no habrá premios a los mejores saeteros, ni a los mejores momentos en la calle, ni a los mejores estrenos. Pero habrá hermandades que se pongan a disposición de otras para ayudarle en sus proyectos, unidad entre nosotros por un fin común en el que todos creemos.

Este año no habrá triduos, quinarios, septenarios llenando templos o iglesias, pero habrá miles de cofrades rezando en la soledad de sus alcobas, pidiendo ante una foto de su Cristo o de su Virgen,  por los que están sufriendo.

Este año no habrá procesiones, ni bandas, ni silencios rotos por la voz de la saeta, pero habrá nazarenos sacando su papeleta para sitio de forma ejemplar, retales de túnicas que se quedaron sin cortar pero convertidas en mascarillas rojas, moradas, negras,  por las monjas. Habrá dibujos de un nazareno  o de una Virgen que llora para que los coloreen los niños encerrados en sus casas.

Este año no habrá la semana Santa que habíamos soñado los cofrades, pero tendremos aquella que quiso el Señor y que todos acabaremos recordando como una de las más bellas y auténticas de nuestra vida.

El Señor tenía prisa en decirnos cuánto nos necesitaba para ayudarle  a llevar tantas cruces que se nos estaban viviendo encima.

Él tenía prisa, y con la unidad, diligencia y alegría que le estamos respondiendo, deprisa recibiremos su repuesta en forma de bendiciones.

¡El Señor tenía prisa, bendita prisa!

Paco Zurita

Marzo 2020

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