Paso de San Blas

Si retrocedemos en el tiempo un siglo vemos que la Hermandad de Ntro Padre y Señor de las Penas, María Stma. del Desconsuelo, San Juan Evangelista y San Blas, vivió una etapa bastante difícil en el siglo XIX. No será hasta finales de dicho siglo, concretamente en 1897, cuando después de veintinueve años la cofradía vuelva a procesionar por las calles de Jerez. Hasta 1895 no se formaliza una comisión organizadora, la cual redacta unos nuevos estatutos que son aprobados por el Arzobispado de 17 de marzo de 1896. A partir de ahí la Corporación comienza a trabajar para la salida procesional del año siguiente. Mucho camino tenían por delante aquellos hermanos reorganizadores, ya que casi tres décadas sin hacer estación de penitencia, había hecho mella en el patrimonio.

Uno de los primeros acuerdos fue realizar una nueva canastilla para la procesión donde fuera la Virgen y San Juan Evangelista. El diseño sería ejecutado por el arquitecto Francisco Hernández Rubio y la talla y dorado, por José R. Morales y Manuel Daza, respectivamente. Hasta aquí parece que no hay nada que destacar y la citada canastilla para el paso de palio se estrena en 1897. Pero al describirla, como veremos a continuación en la prensa local, nos damos cuenta que esas andas que se estrenan para la Virgen, tres décadas después pasará a llevar el misterio de los Judíos.

El periódico “El Guadalete” del 6 de abril de 1897 describe así las nuevas andas:

“Ayer hemos tenido el gusto de ver el nuevo paso que estrenará este año la Hermandad de Nuestra Señora del Desconsuelo establecida en la Parroquia de San Mateo, y que seguramente ha de llamar la atención por su belleza artística y por su seriedad y buen gusto.

Es de estilo renacimiento y está formado por un basamento compuesto de molduras y un baquetón de hojas de laurel en el que se apoyan 12 columnas de pequeña altura soportando la plataforma del paso que está unida a la base por un cuerpo de escocia. Los intercolumnios van decorados por unos recuadros formados por molduras y metopas, en los centros de sus frentes lleva cartelas y guirnaldas de alto relieve, en cuyos centros llevan los escudos de la Hermandad. Sobre la plataforma del paso tiene pedestal en el que van colocadas las imágenes de Nuestra Señora y San Juan. El paso va cubierto por un palio colocado sobre ocho columnas o cañas de plata: Dicho palio es dorado y terciopelo grana en su exterior y azul con estrellas de plata en su interior, y está terminado por ocho remates o pináculos.

Todo el paso esta tallado en madera y dorado al agua. Este paso ha sido dibujado y dirigido por el distinguido arquitecto Don Francisco Hernández Rubio y hábilmente construido por el reputado carpintero y tallista Don José R. Morales, habiendo estado el dorado a cargo del artista Don Manuel Daza. Todos estos señores se han esmerado en la construcción del nuevo paso, por lo cual, así como la Hermandad que lo ha costeado son merecedores de los mayores elogios”. No existe ninguna duda que la descripción de la canastilla corresponde con el paso de los Judíos de San Mateo de la década de los años veinte y treinta, tan conocido por la famosa foto de Pereiras.

En 1925 se cambia el paso de palio por uno de caoba con valiosos adornos de plata, y fue entonces cuando la canastilla pasa al misterio. Después de la adquisición en 1926 del palio de la Amargura de Sevilla sigue la transformación del palio con otros nuevos respiraderos, además hay que unir que por aquellos años el paso de misterio pasa a ser llevado por dentro por costaleros, y es cuando se incorpora los respiraderos que también provienen del paso de palio. Estos hay que reducirlos para encajarlos con la canastilla y se pintan imitando a mármol de color rosa, lo cual es ejecutado por Manuel Gómez con taller en la plaza San Marcos, además se le incorpora ocho ángeles en la canastilla que se encontraban en la Iglesia de San Mateo. El paso tenía cuatro trabajaderas traversales conde iban cuatro hombres por cada una, es decir dieciséis costaleros las medidas de la mesa era de 1,90 metros de ancho, por 2,60 metros de largo.

Seria en la Semana Santa de 1939 cuando procesionaria por ultima vez en nuestra ciudad, estrenando ese año los dos sayones de Ramón Chaveli, siendo la ya citada foto de Pereira de esa Semana Mayor. En 1940 se estrenará el nuevo paso obra del carpintero Juan Berraquero, talla de José Morales Burgos y dorado de José Ortega Valencia, con respiraderos de Vicente de Cos. El precio fué de 5.500 pesetas. La Hermandad decide vender el paso según factura con fecha de 30 de Julio de 1939, el cual es adquirido por la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón de la vecina localidad de Arcos de la Frontera, estableciéndose la cantidad de 2000 pesetas.

Siendo ya propiedad de la Hermandad del Perdón el paso fue restaurado en 1967 incorporándose candelabros y ánforas plateadas. Por último, a principios de la década de los noventa las andas vuelven a ser restauradas estrenándose nuevos respiraderos y sobre-caídas de terciopelo rojos con calados y pasamanería dorada. En la Semana Santa de 2002 procesiona por ultima vez en Arcos, siendo sustituido al año siguiente por uno nuevo obra de los talleres sevillanos de Manuel Guzmán Bejarano.

En 2007 la Hermandad de San Mateo vuelve a adquirir el centenario paso. Aunque ya se intentó que saliera con el Señor de las Penas para el traslado a Picadueñas en 2008 que por problemas ajenos a la Cofradía no pudo estrenarse en esa ocasión.