Paso de Misterio

La imagen del Señor representa, iconográficamente, al Varón de Dolores, aunque adaptado a la peculiar “idiosincracia” del pueblo andaluz. Se trata del tema de Jesús, sentado, desnudado, cubierto sólo con un paño de pureza que circunda sus caderas, esperando su crucifixión, mientras los judíos preparan el tormento. En el Paso de Misterio de Jerez también aparecen unos soldados romanos y un niño, repartiéndose la túnica de Cristo, una vez despojado de sus vestiduras. Este tema iconográficamente proviene del Norte de Europa, donde tuvo una gran aceptación popular. Después se difundió por zonas meridionales con relativa fortuna. El tema data del siglo XV, disfrutando de gran popularidad en el siguiente. Fue el genial pintor y grabador alemán Alberto Durero el que consagró este tema en sus grabados de la Pequeña y Gran Pasión.

 

En el Paso de Misterio, además de Nuestro Padre y Señor de las Penas, aparecen también unas imágenes no sagradas, popularmente conocidas dos de ellas como Los Judíos de San Mateo. Son tallas modernas, obra del imaginero valenciano afincado en Jerez Ramón Chaveli realizadas en 1939. Estos dos judíos son deformes físicamente. El artista quiso representar en ellos la fealdad humana y la crueldad, lo que es claramente visible al contemplar estas figuras que intenta provocar en el espectador un fuerte impacto psicológico: al lado del rostro de Jesús, de su belleza, de su resignación ante el martirio, los rostros y expresiones de estos dos judíos constituyen el “reverso de la medalla”: fealdad, crueldad, monstruosidad, cualidades negativas todas ellas de las que el artista se sirvió para incitar a la repulsa. Estas dos tallas de judíos aparecen en la delantera del paso, atareadas preparando la cruz, para dar paso a la ejecución, consumando la Crucifixión. Las posturas son naturales y los movimientos son muy acordes con la faena que están realizando. Uno de ellos es conocido popularmente como “El Bizco de San Mateo”, que es una clara alusión a la deformidad comentada. Es el judío que empuña la barrena. Por su parte, el que clava el INRI con un martillo tiene, en su fisonomía, una verruga bien visible, conociéndose, pues, como “El Verruga”.

En la trasera del paso aparecen tres soldados romanos, en actitud de echar a suerte la túnica de Cristo.Un niño sostiene la misma, de terciopelo rojo con bordados en oro, y debido a su pícaro aspecto, es conocido en el popular barrio jerezano de San Mateo como el “Golfillo”. Todas estas figuras también son de Ramón Chaveli, realizadas en 1940. En 1995 se estreñó un tambor en talla de madera para este conjunto de romanos, que lleva encima los dos dados que faltan, uno con el uno y el otro con el tres, ya que un soldado romano tiene en su mano el dado de cinco. El tambor es obra de Antonio Armario Hervás, autor también de la cruz arbórea que va en la delantera del paso que es del año 1993 y donada por su autor.

La canastilla, de estilo barroco, se comenzó y estrenó en 1968 y se finalizó en 1970, de madera tallada y dorada, obra de Manuel Guzmán Bejarano, siendo muy destacable la buena distribución de la iluminación del mismo realizada por seis candelabros con un total de cincuenta y cuatro luces y con las tulipas rematadas con aros repujados y dorados. Este mismo artista lo doró completamente. Las dimensiones de la parihuela son de 245 cms. de ancho por 495 de largo y 140 de alto. Los faldones son de terciopelo rojo, cada uno bordeado con galones de oro. La canastilla tiene un perfil con mucho bombo y unas enormes cartelas rodeadas por unos angelitos en diferentes posturas. En 1973, en la canastilla y en los respiraderos se colocaron dentro de las cartelas, ocho medallones de plata de ley, obras de Francisco Fernández Barranco.