Desconsuelo Sexto

Las intenciones del día de hoy se aplicarán por los enfermos y fallecidos por el coronavirus, así como por el eterno descanso de Antonio Sánchez Romero y María José Padilla Camarena

La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amo.

Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Doloroso Septenario

En Honor de la mujer más amante de Jesús, de la madre más afligida, María Santísima, Madre de Dios y Madre de Pecadores, ante su soberana y hermosa imagen del

DESCONSUELO

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén

Acto de Contrición

Dios de toda consolación y paciencia, que después de haberme criado y estampado en mi la hermosura de tu imagen, viéndola borrada por mis infinitas culpas, me mandaste a tu Hijo Eterno, para que hecho hombre, por medio de un cúmulo de tormentos, me redimiese.
Vos, Señor, que no quieres que me pierda, sino que con toda paciencia me estás aguardando, a que yo emprenda el camino de la penitencia, aquí estoy ya postrado en vuestra Soberana presencia, arrepentido de todos mis pecados, repitiendo mil veces, que me pesa en el alma de haberte ofendido, proponiendo la enmienda de mi vida y esperando en vuestra infinita misericordia, por los méritos infinitos de la Pasión de mi Señor Jesucristo y los Desconsuelos de su Santísima Madre, la gracia de ser perdonado, Amén.

Consideración

Considera alma mía, a la Santísima Virgen, con cuanto dolor registra ahora aquellos soldados insolentes, que asisten sobre el Monte al acto de la Crucifixión, tomando la túnica ensangrentada, que tantos años la había vestido el dulcísimo Salvador. Túnica Sagrada, que con sólo tocarla los enfermos habían recobrado la salud, y ahora se mira en las manos inicuas de aquellos malvados, que lejos de tratarla con aquel respeto que se merecía, con toda ignominia se ponen con unos dados a sortearla. María mira este desacato hallándose sin facultades para impedirlo; quisiera recogerla, aquella bendita obra de sus manos, y darle sobre su corazón un lugar, donde ocultarla de aquellos profanadores; más era indispensable se cumpliera lo anunciado por los profetas, y no tiene más arbitrio, que adorarla con su corazón, mientras la ve profanar inicuo sorteo, y entregase toda al sentimiento. Acompañémosle nosotros en este su Desconsuelo, rezando siete Ave Marías.

  1. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
  2. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
  3. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
  4. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
  5. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
  6. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
  7. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
    Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Oración

Bendita seas, Virgen purísima, yo te alabo y te bendigo por tanto Desconsuelo como sintió tu bendito corazón, viendo tratado con tanta ignominia el Sagrado vestido de mi Salvador. Alcánzame Señora, por este Desconsuelo, la gracia que yo sepa tratar, como corresponde, el Cuerpo y la Sangre de tu Santísimo Hijo como Iglesia, que con su misma Sangre la instituyó, para que yo me salvase: Haz Señora que lejos de profanarla, sepa aprovecharme de tanto beneficio, para que así me santifique y logre agradarte en esta vida, y después verte por eternidades en la gloria, Amén.

Maravillas obradas a la invocación de la Virgen Santísima del Desconsuelo

En el mes de marzo de 1714, Juan Gullén, hijo de Cristobal Guillén y de Luisa Gutiérrez, de improviso le dio una fuerte perlesía que se le torció la garganta y la boca, y viéndole en tan gran aprieto, se encomendó muy de veras a nuestra Madre del Desconsuelo, y al otro se halló perfectamente sano y hábil para ir a trabajar.

Lecturas del día 20 de marzo de 2020 (pinche aquí)
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10)
Salmo
Salmo 80
Segunda lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,16.18-21.24a)

Comentario del Evangelio

“Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. ¿Quién será el sabio que lo comprensa, el prudente que lo entienda?” Nos dice el profeta Amós en la primera lectura. Y es que no sigue siendo difícil entender que Dios nos salva y rescata de la manera en que sigue haciéndolo… entregando a su Hijo. Y es que su amor no conoce límites. Su lógica y sabiduría traspasa la nuestra.
Hoy permítanme me dirija a la Madre desconsolada en el misterio de la entrega total por amor a nosotros de su Hijo. María tampoco entendió la manera en que su Hijo venía salvarnos, Lloró su entrega, su desconsuelo de lágrimas fue el viático que le condujo a confiar en su promesa salvadora. Aceptó amando. Fijémonos en el rostro de la Virgen del Desconsuelo y hagamos estas preguntas: ¿Qué cruz me toca llevar? ¿creo firmemente que mi cruz es mi salvación? ¿cómo el Señor me quiere salvar?
¡Cuántas tarde de viernes santo tendremos que soportar como María! Cuando nuestra cruz sea el patíbulo de nuestra pena, cuando la cruz nos hable de perder en la vida, cuando la cruz que nos están preparando sea la muerte de nosotros mismos. Pero… no hay tarde de viernes santo sin 3º día. El nos lo dijo: “Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras nunca pasarán”. Necesitamos aprender a llorar junto a María. Ella permanece siempre de pie junto a la cruz de sus hijos. Acudir a ella es el puerto seguro de nuestra espera.”

P. Miguel Ángel Aguado Mesa, O. de M.

Comunión Espiritual

Creo, Jesús mío,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
venid al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.

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