¡¡Va por vosotros!!

Hay imágenes que me llenan de alegría por todo lo que subyace detrás de ellas. Ver a jóvenes dispuestos a sacrificar su tiempo u otras actividades más lucrativas y quizás más valoradas por la hedonista sociedad de hoy, y dedicarlas en cambio a servir a Dios como acólitos, me llena de orgullo y de esperanza. 

Y ese es el caso de un grupo de jóvenes que de forma desprendida y desinteresada han dado lo mejor de sí mismos para que el Septenario y la Función Principal de Instituto de nuestra Hermandad hayan sido más solemnes y hermosos.  Verlos sonrientes junto al Director Espiritual, satisfechos por su forma de servir a Dios, encantados de vestir los ropajes con decoro y esmero,  llenos de ilusión y alegría por el trabajo bien hecho, debe llenarnos de orgullo por una juventud que forjará el destino de la Hermandad y de toda la Iglesia en su conjunto.

En este tiempo tan difícil que nos está tocando vivir, hemos visto a muchos voluntarios que han recogido, clasificado y repartido alimentos durante los meses del confinamiento. Que han ayudado a los conventos de clausura a vender sus productos en la puerta de San Mateo. Que han visitado a enfermos, ancianos y necesitados para llevarles su alegría. Que han ayudado en el montaje de altares, en la misa cada domingo o cada lunes, en la mesa de San Blas y en tantas tareas donde eran reclamados.

Aunque en el mundo de las hermandades seguimos buscando la polémica interesada o la crítica inmisericorde y envidiosa como forma de matar el aburrimiento y llenar los, huérfanos de otras noticias,  medios y redes sociales, aún quedan motivos para soñar con un futuro mejor.

Y quedan motivos porque la cantera de verdaderos y auténticos cofrades está demostrando con creces que les importa más el mensaje de Cristo que quién es el hermano mayor, el capataz del paso o el cura que dicte las normas.  Que les importa más la satisfacción por la ayuda que prestan a los demás que el ruido de fondo que tiene entretenidos a los siguen sin enterarse de nada.

Quedan motivos para la esperanza porque, sin procesiones en la calle, sin bandas ni cuadrillas ensayando, o templos cerrados por la pandemia, han llevado el mensaje de Jesús a los hogares y familias que necesitaban de ellos. Se han unido en ejemplar camaradería cristiana, sin importarles el color de la túnica, el escudo de la molía o la medalla que llevaban colgada en su pecho. Han sido cristianos entregados unidos por un solo fin; Servir a Cristo.

Quedan razones para creer que esta juventud, costaleros, acólitos, monaguillos, voluntarios o nazarenos de fila, nos va a dar un ejemplo de vida y de fe que va a poner a nuestras cofradías en el lugar donde deben estar; alejadas de polémicas inútiles y banales y centradas en la razón de su existir; Llevar el mensaje de Cristo a cada corazón que precise de Él. Y con este ejemplo que han dado  se acallan las voces discordantes de un coro que ha sido alabado por toda la sociedad.

Me quedo con esta imagen y con todas las bellas estampas que han protagonizado los jóvenes de nuestra hermandad y de todas las hermandades,  poniendo bien alto el pabellón de nuestras cofradías.

¡¡Va por vosotros!!

Paco Zurita

Hermano Mayor

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