Homilía de Pascua

La liturgia de la noche de Pascua nos ofrece la posibilidad de escuchar nueve lecturas de la Palabra de Dios. A primera vista, tantas lecturas nos pueden parecer excesivas,… sin embargo os garantizo que ninguna de ellas están puestas ahí por casualidad ni para rellenar: Todas son expresión de la fe que como católicos profesamos. Esas nueve lecturas son el compendio de todo cuanto creemos, y a través de ellas se resume el recorrido de fe que el pueblo de Israel experimentó hasta llegar a cristalizar en lo que hoy somos: La Iglesia de Jesucristo.
Este pueblo de Dios que formamos, ha nacido de una triple experiencia de fe. La experiencia que viene reflejada en esas nueve lecturas: Dios existe, Dios es amor y Dios salva.
Este año, que tenemos más tiempo del habitual, os recomiendo que leáis despacio cada una de esas nueve lecturas. Y cuando terminéis de leer cada una, os preguntéis ¿Cómo o de qué manera expresa esta lectura que Dios existe, que Dios ama o que Dios salva? Es un ejercicio precioso que no os defraudará. Os llenará de consuelo y de paz.
Pero si bien es cierto que esta es la triple certeza en la que se cimenta la fe de la Iglesia, no es menos cierto que creyente no es solo el que sabe muchas cosas sobre Dios, ya que como dice el apóstol Santiago en su Carta del Nuevo Testamento: «El demonio sabe que Dios existe y no hay nadie que conozca más cosas sobre Él… y sin embargo… esa certeza le hace temblar» (cf Sant 2, 19).
Por lo que creyente es el que, además de saber cosas sobre Dios, ha experimentado en sus propias carnes que Dios existe, que Dios es bueno y me ama, y que Dios me ha salvado del pecado y de la muerte. El creyente es aquel que está seguro que, por muy mal que se pongan las cosas, no hay nada ni nadie que pueda con él… porque «si Dios está conmigo, ¿quién podrá estar contra mí? (Rm 8, 31)
Ojalá todos los creyentes pudiesemos tener esa triple conviccion, no solo basada en la mente, sino en la experiencia vital.
– En nuestro mundo hay muchos que piensan que Dios no existe, que es un invento del ser humano para que lo proteja de las contrariedades y sufrimientos de la vida: El pueblo de Israel y la Iglesia han experimentado y saben que Dios existe. Y lo han experimentado en momentos muy complicados, quizás no mejores que el que ahora vivimos.
– En nuestra sociedad, y a veces incluso, en nuestra propia Iglesia, hay quienes piensan que Dios existe, pero que es un justiciero, un ogro, al que mejor tenerlo lejos que cerca: El pueblo de Israel y la Iglesia, ya desde el Antiguo Testamento, pero sobre todo con la revelación de Jesucristo (que es la revelación plena de Dios) ha descubierto el rostro misericordioso de Dios: Un Dios que acoge, que perdona, que busca la oveja perdida… un Dios que, como veíamos ayer, ha derramado hasta la última gota de su sangre en la Cruz. Un Dios que es ternura y Misericordia infinita.
– Y lo más triste… hay quienes piensan que Dios existe, que es bueno… pero que no es Salvador: El pueblo de Israel con la liberación de la esclavitud de Egipto y la Iglesia con la resurrección de Cristo, han experimentado que Dios no sólo existe y es misericordioso sino que también es Salvador. Ya lo advertía San Pablo:
«Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe. Seríamos los hombres más necios del mundo». (I Cor 15. 19)… ¿Has experimentado en tu vida esa resurrección de Cristo?
Dedica estos cincuenta días de Pascua que hoy comenzamos a escribir, aunque sea mentalmente, en base a todo esto, tu propia historia de Salvación. Revisa y reconoce acontecimientos, circunstancias, personas… en donde puedas reconocer la existencia, la misericordia y la salvación de Dios.
Te emocionará encontrar o recordar los prodigios y maravillas que Dios ha hecho contigo y que te haya dado fe para descubrirlos. De hecho, nueve lecturas te parecerán poco para describir tanto.
Y no olvides en ese repaso histórico de tu vida, que el día en el que todo eso comenzó… fue el día de tu bautismo.

Que Dios te bendiga y feliz Pascua de Resurrección.

Luis Salado de la Riva

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