Feliz Cuaresma.

Hace un año, veíamos palcos a medio montar para unos desfiles procesionales que se vislumbraban inciertos. En esta Cuaresma, que comienza hoy, no albergamos dudas de que no los habrá y, no por ello, hemos de estar abatidos o faltos de ilusión. Como cofrade que me considero, me hubiera gustado ver asomar el paso de la Borriquita por el arco de la escuela de San José y dejar a la Piedad en el Calvario en la madrugada del Sábado Santo, pero no va a ser así.

Como nosotros, nuestros sagrados Titulares se quedarán en casa, siendo responsables con la grave situación que vivimos a consecuencia de esta pandemia.  Como Dijo San Agustín de Hipona;  Reza como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti. Así que, ya con la certeza de lo que nos toca hacer, se nos presenta una oportunidad histórica para vivir una Cuaresma muy especial, como especial está siendo el gran trabajo desarrollado por nuestras hermandades en caridad y solidaridad desde que empezó esta plaga. 

En lo que depende de nosotros, hemos de redoblar esfuerzos para estar con los más necesitados, con los que sufren, con los que lloran. Llevar consuelo a los que han perdido seres queridos, cubrir las necesidades de los que han perdido el trabajo. Hacer cuanto esté en nuestras manos para que los que viven de nuestra Semana Santa no pierdan su medio de vida. 

En lo que dependa de Dios, orar intensamente y con fe para que nos ayude a erradicar el mal que nos asola.Aprovechar cada palabra, cada acto, cada mensaje que Dios nos transmita en triduos, quinarios, septenarios y celebraciones que hagamos en su nombre.  Pedirle a Cristo con fuerza que nos preste las suyas para llevar las cruces que en este momento pesan sobre nuestros hombros. Estar seguros que nos oye, que nos ama, que nos comprende y que, sobre todo, está con nosotros cada día hasta el fin del mundo.

Quizás podamos ver con nostalgia y con resignación este miércoles de Ceniza que hoy celebramos y que siempre ha marcado la señal de salida de esas añoradas cuaresmas que con tantas ganas esperamos los cofrades. Pero yo os invito a que saquemos lo mejor de nosotros mismos y que vivamos con intensidad la de este año, que se antoja única, preciosa, inolvidable. 

Que le preparemos al Señor nuestra  casa para que se la encuentre limpia, ordenada, perfecta. Que seamos más hermanos que nunca, más cristianos, más COFRADES.  Que, ya que no podemos llevar a Cristo y a María en sus pasos,  los llevemos en nuestros corazones y los repartamos a todos los que los necesitan.

Y, sobre todo, que seamos partícipes del infinito amor que Jesucristo nos tiene, siendo alegres, estando dispuestos a lo que Él nos pida y darle gracias por todo lo que nos ha regalado.

Que viváis la mejor Cuaresma de vuestras vidas.

Francisco J. Zurita Martín

hermano mayor. 

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